Reseñas literarias: El libro del cementerio, de Neil Gaiman
No es ningún secreto a estas alturas, mi debilidad por los libros... ¡Qué digo los libros! Por la obra de Neil Gaiman, a mi parecer el mejor escritor moderno de fantasía. ¿Quién puede disputarle ese título? A fin de cuenta hablamos del creador de la serie de cómic Sandman, así como de las novelas Buenos Presagios, American Gods y Stardust, entre otras. Hablamos de un hombre que ha escrito a Batman, al Doctor Who y a John Constantine, tres de mis personajes de ficción favoritos. Hablamos de un hombre con un listado de premios casi mayor que el de obras publicadas, ya de por sí extenso.
El libro del cementerio es una novela de Neil Gaiman publicada en el 2008, y que acumuló varios premios durante los años posteriores a su publicación (entre ellos un Premio Hugo). Era una de las obras de este gran autor que aún tenía pendientes, y decidí ponerle solución hace pocas semanas. No temía una decepción, pues, hasta la fecha, ninguna obra de Gaiman me ha decepcionado. ¡Para mí, como lector, es una apuesta segura!
El libro del cementerio es un título de fantasía sobrenatural que, como su título puede hacernos suponer (sobre todo si conocemos las temáticas habituales de Gaiman), tiene como protagonistas principalmente a un buen número de fantasmas. ¡Pero esperad! Será mejor que empecemos por el principio de la historia, ¿verdad? Y el principio de la historia llega con Jack, un niño (poco más que un bebé, en realidad) que, de forma milagrosa, escapa con vida cuando un asesino acaba con toda su familia. Sus torpes andares de bebé lo conducirán nada más y nada menos que a un cementerio, lugar que, si bien parece solitario y deshabitado, la realidad pronto demostrará ser muy diferente para Jack, quien no tardará en conocer a un buen montón de fantasmas que se dedican a pasar las largas horas que trae consigo la otra vida, siempre dentro de aquel viejo cementerio. A partir de aquí, el lector podrá acompañar a Jack durante sus años de infancia y de adolescencia, hasta que este termine por convertirse en todo un hombrecito. Un tanto peculiar, eso sí, pero debemos suponer que resulta difícil no ser peculiar cuando has sido criado por fantasmas en un cementerio. La cosa se complica cuando el asesino vuelva a hacer acto de presencia, decidido a terminar lo que empezó tantos años atrás. Y mientras de los extraños secretos y enigmas que envuelven el asesinato de la familia de Jack florecen aún más extrañas respuestas, el asesino descubrirá que Jack guarda, digamos, sus propios fantasmas en el armario. ¡Aunque él no esperaba que esto fuese tan literal, desde luego!
La novela, que podríamos catalogar como de fantasía y terror juvenil, es una obra divertida de leer y muy muy amena. Algunos críticos opinan que con ella Neil Gaiman pretendía realizar una parodia de las novelas de terror sobrenatural, y, aunque no soy quien para llevarle la contraria a todos esos leídos y sesudos críticos adultos que tratan de explicar el significado de una novela juvenil como es El libro del cementerio, tengo mi propia teoría: que Neil Gaiman escribió esta obra para divertirse, y que, a juzgar por el resultado, se lo debió pasar pipa con ella. Vaya que sí.
JOAQUÍN SANJUÁN