La leyenda de Sigmar, de Graham McNeil
Existen pocos nombres en el universo de Warhammer Fantasy más conocidos que el de Sigmar, el rey dios de los hombres, y quien da nombre a Age of Sigmar, el mundo que reemplazó a Warhammer Fantasy. Sigmar, un personaje cuya figura recuerda mucho al Conan de Robert E. Howard y aún más a Wulfgar de Reinos Olvidados, es un bárbaro e hijo del líder de su pueblo, a quien pronto reemplaza como gobernante. Armado con un martillo de guerra forjado por los enanos, y con más pelotas que cerebro, Sigmar se lanza a la noble pero titánica empresa de reunir a todos los pueblos de los hombres, dispersos en diferentes pueblos y tribus, para convertirlos en un único y gran imperio que será el antepasado directo de El Imperio, uno de los pueblos más importantes de la mitología de Warhammer Fantasy.
La novela destaca por su épica, encarnada siempre en el poderoso Sigmar, un personaje cargado de fuerza y carisma y destinado a convertirse en el dios del imperio que él mismo forjó. A lo largo de la trilogía se enfrentará a otras tribus y pueblos de humanos, siempre con el objetivo de reunirlas a todas bajo un mismo estandarte, pero también combatirá contra orcos y goblins y contra otras amenazas que tratarán de convertir sus sueños de gloria en humo y cenizas. El broche de esta trilogía llena de épica lo pone la tercera novela, en la que Sigmar se las tendrá que ver nada más y nada menos que con el mismísimo Nagash. Será en una batalla que tendrá ecos no solo en la mitología de Warhammer Fantasy, sino también en la de Age of Sigmar. ¡Pero veamos la saga libro a libro! Eso sí, el recopilatorio de Timun Mas cuenta con una corrección que roza lo lamentable (eso suponiendo que exista tal corrección, cosa por la que yo no apostaría), pues el tomo que recopila la trilogía cuenta no solo con numerosos errores ortográficos, sino que además abundan los errores de redacción y sintaxis.
HELDENHAMMER
Este título, que podríamos traducir como El Martillo de los Héroes, es al mismo tiempo el título de honor que recibe Sigmar y el nombre de la primera novela de la trilogía. Este primer libro nos muestra al héroe protagonista como heredero del líder de una de las tribus de hombres más poderosas, en un escenario multicultural que ofrecerá a lo largo de dicho libro distintos escenarios, cada uno de ellos con su propia cultura, sus propios campeones y sus territorios. No en vano, Heldenhammer narra el inicio del periplo del poderoso Sigmar, desde su ascenso a gobernante de su pueblo hasta la difícil tarea que emprende cuando decide unificar a todas las tribus de los hombres, pues considera que esa es la única manera de sobrevivir a las muchas amenazas que podrían suponer la desaparición del hombre.
Si bien los pueblos de los hombres aparecen con una ambientación que recuerda a las tribus bárbaras de la fantasía, muy al estilo Conan el Bárbaro e influidos claramente por los pueblos vikingos de nuestro mundo, poco a poco esos pueblos van adquiriendo unos niveles de civilización y tecnología mucho más avanzados, aproximándose un poco más cada vez a lo que fue El Imperio en Warhammer Fantasy. Es cierto, sin embargo, que en algunos momentos parece que esa evolución resulta excesivamente precipitada, pues prácticamente pasan de la Edad de Bronce a la Edad Media en un puñado de años, lo cierto es que la trama así lo exige, pues es bien sabido que fue Sigmar quien reunió un puñado de pueblos bárbaros y los convirtió en el poderoso y avanzado Imperio.
Cierra el primer libro una impresionante batalla campal entre los pueblos reunidos y liderados por Sigmar y un ejército de orcos. Solo el arduo trabajo desempeñado por el emperador para unificar a las tribus evitará que el ser humano sea aniquilado por los brutales orcos, ¡pero el precio no será bajo!
IMPERIO
Si Heldenhammer era el inicio del camino tanto de Sigmar como del mismísimo Imperio, en este segundo libro nos encontramos con la consolidación de ambos. La trama, más tranquila y pausada que la de la primera novela, se centra en esta ocasión en los conflictos que el ahora emperador Sigmar debe resolver, conflictos que en ocasiones surgirán a causa de enemigos externos (con la notable presencia del Caos, aunque en una versión mucho más primigenia que la que se popularizó a través de Warhammer Fantasy), y en otras ocasiones vendrán de los propios pueblos reunidos bajo el liderazgo de Sigmar.
El desarrollo tanto del Imperio como de Sigmar sufren una gran desaceleración en Imperio, debido a esa historia de consolidación. Esto implica de forma directa que la interesante historia del emperador pasa a segundo plano, pues, desde que recibió ese título, Sigmar desaparece bajo la pesada corona, y es el emperador del Imperio quien protagoniza la historia, así como sus aliados, rivales y enemigos, pero siempre con El Imperio como eje central y unificador de toda la trama, lo que hace que lleguemos a echar de menos la interesante trama personal del propio Sigmar. Si bien podemos entrever algunas pinceladas al respecto, todo queda ahogado por el propio Imperio.
No le falta épica a Imperio, ya que, debido precisamente al hecho de que la trama esté protagonizada por El Imperio y no por Sigmar, son muchas las grandes batallas que podremos disfrutar a lo largo de la lectura del segundo libro de La leyenda de Sigmar. Sin embargo, esto se queda algo corto en comparación con la primera novela, ya que, al final de Imperio, uno se queda con la sensación de que, pese a que ha leído el desarrollo de un puñado de batallas de lo más épicas, la historia no parece haber avanzado gran cosa, al menos en comparación con Heldenhammer.
EL REY DIOS
Llegamos finalmente al cierre de la trilogía, aunque no de la historia, pues, tras El rey dios tenemos todavía Que caiga la gran hacha, Dioses de carne y hueso y El guardián de la espada, tres relatos cortos que funcionan a modo de epílogo.
Heldenhammer fue el nacimiento de El Imperio, Imperio fue su crecimiento y desarrollo y El rey dios supone su consolidación, para lo que, bajo las órdenes y el liderazgo del heroico emperador Sigmar, las gentes del Imperio deberán hacer frente al más terrible enemigo al que jamás se han enfrentado, con la particularidad de que en esta ocasión la batalla tendrá lugar a las puertas de las tierras de los hombres, en una lucha por la supervivencia contra las hordas de criaturas no muertas y de seres oscuros que lidera el mismísimo Nagash.
Este tercer libro de la trilogía mantiene los niveles de épica que ya hemos comentado en los dos libros anteriores, e incluso Sigmar recupera parte del interés como personaje que perdió en Imperio. Mención especial a los personajes secundarios de la trilogía, algunos de ellos presentes desde la primera novela, quienes dan un extra de interés a la historia y sirven como ejemplo perfecto de que El Imperio tiene como bandera la unión de distintos pueblos humanos y la lucha por un objetivo común, que no es otro que la supervivencia frente a las amenazas que el mundo arroja sobre el ser humano. En lo referente a Nagash, lo cierto es que el personaje queda bastante diluido en la historia, tanto que cuesta reconocer en él al protagonista de El ascenso de Nagash.
Hablando del Señor de los No Muertos, resulta interesante observar que la trama ofrece diversas referencias directas a los acontecimientos que se desarrollan en la trilogía del propio nigromante, El ascenso de Nagash, cuya reseña puedes leer haciendo clic en el título de la misma. Pero no solo eso, sino que también se hacen referencias a la victoria final de Nagash, suceso que tiene lugar durante la saga de cinco novelas titulada El Fin de los Tiempos, en la que el mundo de Warhammer Fantasy llega a su fin. Mi recomendación de cara a la lectura de La leyenda de Sigmar, teniendo esto en cuenta, es que se haga entre El ascenso de Nagash y El Fin de los Tiempos, pues de esa manera la lectura conjunta de las tres sagas enriquecerá la experiencia enormemente.
RELATOS FINALES
Tras la última entrega de la trilogía, el libro ofrece aún tres relatos cortos que continúan la misma historia que las novelas. En los dos primeros, Que caiga la gran hacha y Dioses de carne y hueso, nos encontramos al emperador Sigmar y a sus aliados, tanto hombres como enanos, combatiendo contra diferentes amenazas. En el último, El guardián de la espada, Sigmar es testigo de que, después de todo y pese a las dificultades, la vida sigue adelante.
COMENTARIOS FINALES
La leyenda de Sigmar ha conseguido sorprenderme para bien. No solo ofrece la narración del origen de El Imperio de forma bastante acertada, sino que con frecuencia lo hace centrándose más en las personas que en el propio emperador, pese a que este sea el indiscutible protagonista de la historia. Sin embargo, la historia adolece de un problema, y es que su autor quiso abarcar dentro de la historia de Sigmar la mayor parte de elementos característicos del ejército de El Imperio de Warhammer Fantasy, lo que hace que el lector asista a una precipitada evolución de un pueblo bárbaro que nace con una ambientación propia de la Edad de Bronce y que en unas pocas décadas acaba teniendo caballería pesada, ballesteros e incluso máquinas de guerra que funcionan con pólvora, evolución que les lleva no más de diez años por cada siglo y medio que ha necesitado en la realidad.
Pese a sus defectos, lo cierto es que el conjunto que abarca la saga La leyenda de Sigmar, tres novelas y otros tantos relatos, resulta una excelente lectura para los amantes de la fantasía en general y del mundo de Warhammer Fantasy en particular. ¡Por mi parte queda recomendada!
JOAQUÍN SANJUÁN