El ascenso de Nagash, de Mike Lee
El omnibus El Ascenso de Nagash contiene diferentes partes: abre con una introducción de Mike Lee, sigue con las tres novelas y, tras unas páginas dedicadas muy acertadamente a aportar algunos datos extra sobre Nehekhara (tales como panteón de dioses, el calendario y una guía de los personajes que aparecen a lo largo de las tres novelas), cierra el grueso libro con un relato final, Roer los huesos, que funciona como conclusión para la trilogía. ¡Estamos hablando de un total de 1250 páginas, que se dice pronto! A continuación haré un desglose por partes de El ascenso de Nagash, pues, dada su extensión y complejidad, cada novela merece ser comentada por sí misma.
1. NAGASH EL HECHICERO
La primera de las tres novelas que componen la trilogía de Nagash se centra no en la historia del propio personaje, sino en la de su Khemri natal. El autor hace un despliegue absolutamente impresionante de personajes, acontecimientos, lugares, batallas y, en definitiva, todo aquello que da forma a la Historia, despliegue fruto de un arduo trabajo de documentación y de desarrollo, labor esta que hace brillar de forma notable la novela.
Si bien el profundo trabajo de creación de trasfondo necesario para esta novela ya resulta impresionante de por sí, no lo es menos el hecho de que, leyendo sobre Khemri y las relaciones entre los diferentes territorios, los conflictos entre gobernantes y las tensas relaciones sociopolíticas que se desarrollan a lo largo de la trama, uno no puede evitar sentirse transportado al Antiguo Egipto, pues este no solo es tomado como referencia para Khemri, sino que Khemri parece un reflejo de un Egipto que no fue. Esto es posible únicamente debido al enorme trabajo de documentación histórica que hay detrás de la novela.
Si bien la trama puede no gustar a todos, pues, como digo, se centra más en las relaciones sociopolíticas entre territorios que en el propio Nagash (quien no deja de ser un personaje secundario en este primer libro), esa pluralidad y ese sabor histórico que ofrece la novela, desarrollada además en dos tiempos diferentes de forma simultánea, crea un ambiente que si bien no resulta en absoluto carente de interés, puede no ser lo que busquen algunos lectores de fantasía.
Respecto al propio Nagash, en este primer libro asistimos a su, por así decirlo, nacimiento metafórico. Descubrimos cómo y por qué se inició en las artes oscuras, qué le llevó a hacer ciertas cosas y qué repercusiones tuvieron sus terribles actos en el devenir de Khemri. Como puede suponer cualquiera que conozca mínimamente el trasfondo de Warhammer Fantasy, sus actos tuvieron terribles consecuencias tanto en él como en la propia Khemri.
Como apertura de la saga resulta notable, pese a que en ocasiones algunos pasajes pequen de ser demasiado históricos. Sin embargo, para aquellos particularmente interesados en la historia de Nagash y en la de Khemri, no hay duda de que la lectura será extremadamente satisfactoria.
2. NAGASH EL INVENCIBLE
La segunda entrega, y también la más breve de la trilogía, abandona esa visión sociopolítica para centrarse en dos personajes concretos: Nagash, por supuesto, y Neferata. A lo largo de toda la novela el autor nos ofrece capítulos alternos entre uno y otro, lo que resulta todo un acierto. La estrucura de la novela, unida al cambio de enfoque y a la potencia y al carisma de dos personajes tan enormes como esos, hace que resulte una lectura mucho más ligera y rápida que la primera entrega, más densa y en ocasiones incluso algo pesada debido a la ingente cantidad de personajes, ciudades, asuntos políticos y cuestiones por el estilo que en ella se trataban. Estamos, además, ante dos historias llenas de fuerza y profundidad, dos historias que atrapan al lector y que hacen que no encuentres el momento de interrumpir la lectura, pues siempre quieres saber más y más.
La parte correspondiente a Nagash nos muestra a un personaje muy diferente del que pudimos ver en la entrega anterior. Si entonces era un hombre con intereses, digamos, peculiares, ahora ha trascendido su propia humanidad y es mucho más que un hombre, pero al mismo tiempo también mucho menos. Si en la entrega anterior pudimos ver a Nagash rodeado de intrigas políticas, de conflictos sociales, de pactos y alianzas, de traiciones y puñaladas por la espalda, y en definitiva de todo aquello que cabe esperar cuando la política es la que dirige la historia, en esta ocasión se nos muestra a un Nagash que ha caído hasta lo más bajo y ha sucumbido por completo... tan solo para renacer de nuevo más fuerte que nunca, y también más próximo al personaje que conocemos por Warhammer Fantasy. El Señor de los Nigromantes se deja entrever aquí, y promete regresar en la traca final que supondrá la tercera novela, pero, en esa ocasión, sin duda lo hará convertido en la terrible criatura que todos esperamos ver desde el momento en que iniciamos la lectura de esta trilogía.
No desmerece tampoco la parte correspondiente a Neferata, hasta el punto de que en no pocas ocasiones llega a resultar incluso más cautivadora y más interesante que la del propio Nagash. Si bien esta parte sí que ofrece aún no pocos elementos de sociopolítica, lo cierto es que la fascinante presencia de Neferata hace que todo cobre un inesperado interés. ¡En estas muy interesantes páginas es además donde comienza la historia de los vampiros de Warhammer Fantasy!
3. NAGASH EL INMORTAL
La tercera y última entrega de la trilogía retoma el formato que siguió la anterior, alternando así los capítulos que narran la historia de Neferata con los que tratan del propio Nagash. Sin embargo, a medida que avanza la trama, esas historias se bifurcarán y cambiarán de protagonistas. La historia no concluirá con el final de la trama correspondiente al poderoso nigromante, sino más bien con el principio de esta, pues no hay que olvidar que toda esta trilogía es precisamente el inicio de la historia del poderoso Nagash. Como dato adicional, la conclusión de la trilogía muestra el esperable surgimiento de la facción Reyes Funerarios, una de las listas de ejército de muertos vivientes de Warhammer Fantasy.
La parte correspondiente a Neferata se oscurece capítulo a capítulo, al mismo tiempo que la propia protagonista pasa a un segundo plano para ser reemplazada por Alcadizzar, el último y mejor rey de Nehekhara. Tal y como sucedió con Neferata en el libro anterior, este personaje llega al punto de robar el protagonismo al mismísimo Nagash, quien durante buena parte del libro permanece como amenaza en segundo plano. La historia de Alcadizzar es completa, pues se nos muestra desde el nacimiento del rey hasta su muerte, pasando por cómo escapa de la corrupción y la oscuridad implantadas por Neferata, cómo sobrevive durante décadas y se forja una nueva identidad que dará pie también a nuevas alianzas y cómo, al final, alcanzará el trono que le corresponde legítimamente, enfrentará a la terrible Neferata y conseguirá una paz ilusoria que será hecha añicos por Nagash poco después. Por todo esto, la trama correspondiente a Alcadizzar es por sí misma una magnífica historia.
Respecto a la historia del terrible nigromante, centra la mayor parte en una larguísima y agotadora guerra contra los skavens, guerra que pondrá contra las cuerdas a Nagash y que le obligará a usar hasta el último ápice de poder que posea si quiere no ya vencer, sino sobrevivir. Si bien la historia resulta entretenida, lo cierto es que carece de la fuerza y la elaborada trama de la parte de Alcadizzar, lo que hace que, pese a las grandes dosis de acción que ofrece la cruenta guerra, en ocasiones resulte una lectura tediosa.
APUNTES FINALES
El cierre de la trilogía, el relato Roer los huesos, ofrece unas pinceladas decorativas al final de la tercera novela, pero lo cierto es que no aporta demasiado por sí mismo. A juicio personal considero que incluso empaña el estupendo cierre de la historia de Nagash que aporta la última novela.
En cualquier caso estamos ante una novela muy recomendable para todos aquellos aficionados a Warhammer Fantasy, pero también para aquellos que disfruten de una buena historia de fantasía oscura o de espada y brujería, pues El ascenso de Nagash, en conjunto, tiene mucho de estos géneros, pese a que cuenta con el gran problema de que no hay un antagonista real que se oponga a Nagash, a diferencia de lo que ocurre con Neferata y Alcadizzar, quienes se convierten en antagonistas mutuos en dos historias entrelazadas que se desarrollan entre la segunda y la tercera novelas y que, a mi parecer, roban por completo el protagonismo de una saga que lleva el nombre de otro personaje.