Empíreo 3: Alas de Ónix, de Rebecca Yarros
Después del enorme éxito que cosecharon Alas de Sangre y Alas de Hierro (cuyas reseñas puedes leer haciendo clic en el nombre del libro en cuestión, en esta misma líneas), Rebecca Yarros no ha tardado más de un año en traernos la tercera entrega de esta serie, la saga Empíreo. Este tercer libro, Alas de Ónix, ha sido recibido con entusiasmo por los lectores de la saga, y también le ha acompañado una sorprendente noticia: Amazon está preparando una serie basada en Empíreo. Siendo sincero, y después de haber visto lo que ha hecho la plataforma con adaptaciones como Los Anillos de Poder (ambientada en El Señor de los Anillos, de Tolkien) o La Rueda del Tiempo, no tengo grandes expectativas al respecto. ¡Pero habrá que esperar a ver qué hace la plataforma! Mientras tanto, tendréis que conformaros con esta reseña de Alas de Ónix. Vamos al lío. ¡Prometo que no hay spoilers!

Si habéis leído mis reseñas de los dos libros anteriores, sabréis que Alas de Hierro se me hizo algo pesado, aunque Alas de Sangre me gustó bastante. Esto se debe básicamente al hecho de que durante la segunda novela de la saga da la sensación de que la trama básicamente se puede resumir en "pasan cosas mientras Violet y Xaden follan como mandriles en celo". Perdón por lo soez, pero no hay otra palabra para definir las escenas de sexo entre la pareja protagonista. Afortunadamente, estas escenas son rebajadas en Alas de Ónix lo suficiente para que no resulten cargantes, y, tal y como sucedía en la primera entrega, la interesante y profunda historia que nos narra Rebecca Yarros toma de nuevo el protagonismo. Durante buena parte de esta entrega, un grupo dirigido por Violet y Xaden se dedican a explorar las islas en busca de los dragones de los que desciende Andarna, al mismo tiempo que tratan de forjar alianzas que les permitan combatir a el enemigo que se ha convertido en una gran amenaza para todos ellos y sus hogares.
En Alas de Ónix no solo da la sensación de que la historia avanza mucho más de lo que lo hizo en Alas de Hierro, a pesar de que la primera mitad del nuevo libro resulte algo lenta. Sin embargo, capítulo a capítulo asistimos a interesantes descubrimientos y grandes sorpresas sobre los personajes, sobre sus enemigos y sobre el conflicto que ha estallado entre unos y otros. En esta ocasión, buena parte del peso de la trama recae sobre Andarna y la enigmática especie de dragones a la que pertenece, así como sobre la difícil situación de Xaden, quien ve peligrar no solo su vida y la de Violet, sino también su propia identidad, pues teme perderse a sí mismo para convertirse en aquello que se dedica en cuerpo y alma a combatir. La propia Violet, mientras tanto, tendrá que aprender a lidiar con sus propios fantasmas mientras dirige a un valeroso grupo en busca de respuestas que pueden salvarlos a todos... si sobreviven a la búsqueda. No deja de ser meritorio que la autora sepa mantener el interés del lector, pues hablamos los libros digamos centrales de las sagas tienden a ser los más difíciles de escribir. En este caso particular, y si nada cambia, ¡hablamos del tercer libro de cinco!
Rebecca Yarros demuestra de nuevo el buen ritmo narrativo que nos atrapó en Alas de Sangre, y profundiza en la fascinante historia que ofrece la saga Empíreo, de la que no cabe duda que aún nos reserva no pocas sorpresas. Eso si, la ingente cantidad de personajes (cada uno con su propio dragón o grifo, y con sus particulares poderes o habilidades especiales) sigue aumentando libro a libro, para desesperación de los lectores, quienes a este paso tendremos que tomar notas para saber quién es cada uno y qué dragón y montura posee... ¡Quizás en este aspecto se le ha ido un poquito la mano a Rebecca Yarros, después de todo!
JOAQUÍN SANJUÁN