Editoriales y autores noveles
A veces, cuando decimos que en Grimnir Ediciones trabajamos para autores noveles, nos miran con extrañeza, como si no entendiesen los motivos. «¿Autores noveles?», parecen pensar. «¡Pero si el éxito está con los grandes autores!». Bueno, tal vez. O tal vez no. Tal y como lo vemos nosotros, hay una diferencia fundamental entre un escritor con trayectoria y uno novel: el escritor novel necesita al editor, pero el editor, por lo general, necesita al escritor con trayectoria. O, lo que es lo mismo, resulta muy difícil conseguir la atención de un editor cuando eres un escritor novel sin experiencia ni publicaciones previas. Tanto es así que, desafortunadamente, hay no pocas editoriales tradicionales que no se molestan ni tan solo en leer los manuscritos de los lectores noveles. ¿Para qué? A fin de cuentas no le interesan a nadie, ¿verdad?
Hay, sin embargo, una realidad indiscutible: todo escritor experimentado fue antes un escritor novel, aunque es cierto que solo unos pocos escritores noveles conseguirán convertirse en escritores experimentados. La mentalidad de la editorial tradicional tampoco ayuda, pues al final es un poco como cuando no te contratan en un empleo porque no tienes experiencia, pero tampoco puedes tener experiencia si no te contratan en un empleo. Es todo esto, toda esa actitud a menudo desdeñosa hacia los autores noveles, unido a las grandes facilidades que ofrece Internet, lo que lleva a muchos de ellos a embarcarse en la autoedición. Y ahí es cuando, con frecuencia, ocurre el desastre.
Seamos claros: por regla general, un escritor novel sabe poco o nada de edición. Cosas tan básicas y sencillas como la tipología de letra utilizada en una novela, o los márgenes, o incluso el ajuste de línea, pueden no ser contempladas por el escritor novel, o contempladas de forma totalmente errónea. Y eso para empezar. Si hablamos de portadas, de novelas en las que la corrección brilla por su ausencia o de desastrosas sinopsis en contraportada, por mencionar unas pocas cosas, el asunto se torna digno de película de terror. Y, claro, al final el escritor novel acaba frustrado, con una caja de libros debajo de la cama y con su sueño roto en mil pedazos. No lo volverá a intentar.
La figura del editor, de una persona o empresa que conozca el funcionamiento editorial y que posea los conocimientos necesarios para convertir la obra del escritor en una novela digna y bien editada, resulta fundamental. Un escritor experimentado seguramente conocerá el proceso de edición e incluso, aún en el caso de que desee autoeditar, es probable que pueda ocuparse él mismo de todo el trabajo (aunque no aconsejable, pues hay cosas, como la corrección, para las que siempre es recomendable recurrir a otra persona). Pero el escritor novel no puede hacerlo, y es ahí donde entran las editoriales de autoedición, que ofrecen todos los servicios necesarios para que el inexperto autor lleve a buen puerto su sueño. Sin embargo, ¡cuidado! Son aguas convulsas en las que nadan muchos tiburones que buscan aprovecharse del desconocimiento del autor novel, y en consecuencia son muchos los casos en los que los escritores noveles acaban siendo estafados por falsas editoriales de autoedición. De esto, sin embargo, hablaremos otro día.
JOAQUÍN SANJUÁN