Editorial tradicional vs autoedición
El mundo editorial ha sufrido una gran transformación en lo que llevamos de siglo. Muchos escritores todavía juegan con la idea romántica del escritor que se pone en manos de una editorial para publicar su trabajo, idea que sigue siendo perfectamente factible y que puede dar excelentes resultados. Sin embargo hay que ser conscientes también de que contamos hoy con otras opciones que han demostrado ser tan buena opción como la editorial tradicional, o incluso mejor. Hablamos, claro, de la autoedición. El problema viene cuando confundimos autoedición con autopublicación. Pero vayamos por partes.
La editorial tradicional supone ciertas ventajas e inconvenientes. Entre las ventajas más notables está que el escritor puede olvidarse de todo el proceso editorial (que incluye tareas como corrección, maquetación o diseño de portada) para dedicarse a escribir, que es lo que realmente quiere hacer. Ni siquiera tiene que molestarse en dedicar tiempo a promocionar su obra, pues es una tarea que, al menos en teoría, corresponde al editor.
¿Pero qué inconvenientes tiene? El primero, enlazando directamente con lo anterior, el riesgo de que la promoción que realice la editorial no sea suficiente. Puedo decir de primera mano y con absoluto conocimiento de causa que hay editoriales, independientemente de su tamaño o importancia, que realizan poco o ninguna promoción, tarea que dejan en manos del propio autor. Otro inconveniente bastante evidente es el hecho de que, al firmar con una editorial, nuestra obra queda comprometida durante tanto tiempo como estipule el contrato, y durante ese tiempo no podremos disponer libremente de ella. Esto no debería ser un problema cuando las cosas se hacen bien, pero por desgracia no siempre es así, y más de un autor se ha visto lamentando el haber firmado según qué contratos. En caso de duda, lo mejor es que antes de firmar consultemos siempre a alguien que domine este tema. Y, finalmente, el tercer inconveniente queda reflejado en los beneficios que percibe el autor, y que por regla general está entre el 8% y el 12% del precio de portada. Eso significa que por cada libro de 12 € vendido, nos llevaremos entre un euro y un euro y medio. ¿Cuántos libros tenemos que vender para que nos salga rentable el trabajo realizado?
La autoedición supone prescindir de la editorial tradicional y ocuparnos nosotros mismos de publicar nuestro libro. Hay muchísimas imprentas que permiten realizar tiradas de libros de tantos o tan pocos ejemplares como deseemos, y a precios económicos. Por poner un ejemplo, cincuenta ejemplares de un libro de unas ciento veinte páginas puede costarnos en torno a ciento cincuenta euros, lo que hace tres euros por ejemplar.
Como principales ventajas tenemos que vamos a poder anular algunos de los inconvenientes de la editorial tradicional, pues los derechos de nuestra obra solo serán nuestros y todos los beneficios serán para nosotros. Sí, es cierto que la promoción será cosa nuestra también, pero, a decir verdad, puestos a tener que ocuparnos de la promoción, por lo menos que no sea para que una editorial saque beneficio.
Lo que hay que tener en cuenta es que autoeditar no nos exime de buscar un profesional que realice servicios como corrección y maquetación, ni tampoco de encargar una portada en condiciones. Grimnir Ediciones, por ejemplo, ofrece todos esos servicios, así como algunos otros que pueden resultar de utilidad para un autor que decide autoeditar. Solo ocupándonos de estos aspectos de la novela podremos conseguir una buena autoedición. De lo contrario, si publicamos cualquier cosa sin corrección ni trabajo editorial, lo que tendremos será una autopublicación que no cumplirá los requisitos editoriales más fundamentales (como son la corrección o la maquetación).
La autoedición tiene otro problema: muy mala reputación, precisamente por culpa de todas esas autopublicaciones de ínfima calidad. Sin embargo es importante destacar que autoedición no implica en absoluto mala calidad, y que, si se hacen bien las cosas, el libro obtenido puede ser igual o mejor que el que habríamos obtenido mediante editorial tradicional. Ahí tenemos a la fantástica novela El guerrero a la sombra del cerezo, de David B. Gil, que en origen fue autopublicada por su autor y obtuvo gran éxito, reconocimiento e incluso premios. Porque calidad no está en absoluto reñida con autoedición.
Pero entonces, ¿es mejor la editorial tradicional o la autoedición? Pues ni uno ni otro. Ambos son igualmente buenos y válidos, y todo dependerá de lo que queramos para nuestra obra. Lo que sí es importante es que, antes de dar el paso hacia una u otra opción, estudiemos bien lo que ambas conllevan y, sobre todo, que sepamos qué es lo que queremos conseguir con nuestra novela.
JOAQUÍN SANJUÁN